Y que hago yo para hacerme todo esto más llevadero? Comer! Reconozco que esta estrategia no casa con mi otra estrategia de adelgazar un par de kilos, pero las mujeres somos un mar de contradicciones, que le vamos a hacer. Si alguien me pregunta cómo he conseguido sobrevivir a los 9 inviernos alemanes que llevo en el cuerpo, le diré que ha sido a base de berzas, fabadas, pucheros y judíones con chocos.
Por eso ha sido muy muy importante el regalillo que me dio mi tío Manolo antes de irme, mientras celebrábamos (comiendo, of course) el bautizo de mi primo Luca: un tupper lleno hasta rebosar de papas aliñas. Tenía mis dudas de que fueran a aguantar hasta Múnich, pero no sólo aguantaron sino que estaban de muerte. Llegamos a casa un domingo a las 24h después de casi 8h de viaje entre coches y transbordos, y por el camino yo no podía dejar de pensar en cómo estarían mis niñas... y así estaban:
La foto regular na más, pero eran las doce, llevaba 8 horas de viaje y tenía mucha hambre!
No tengo la receta de verdad con los truquis del tío Manolo, pero al menos tengo los ingredientes:
- Langostinos cocidos
- Palmito
- Huevo duro
- Patatas cocidas de campo, enteritas
- Sal, aceite y vinagre de jerez