En Alemania el pescado fresco tiene muy mala cara. Da pena, pena. El que no la tiene está a precios exorbitantes, y como no estamos para derrochar pues acabamos comprando congelado o trayéndolo de casa (sí, de España. Alguna vez contaré aquella vez que me quemaron 1 Kg de gambas y dos de chuletas de cordero lechal).
De los congelados que compramos aquí, lo que más socorrido nos resulta es el bacalao, que admite muchas variantes y no está malote. Además, la combinación pimientos / cebolla / tomate / pescado hace enloquecer al señor, con lo que esta receta merece su propio post, para que cuando yo no esté en casita pueda recurrir al archivo. La receta me la dio la señora Pepita (sí, sigo robando recetas ajenas).
Ingredientes
- 250 g de bacalao
- 1 pimiento rojo
- 1 pimiento verde
- 1/2 cebolla
- 1 pimiento morrón o mejor, del piquillo, por filete de bacalao
- Tomate frito casero, unos 200 - 300 g
- 1 huevo
- Harina
Hacer un sofrito con cebolla y pimiento rojo y verde.
Reservar las verduras en un plato.
En el mismo aceite
freír el bacalao, pasado primero por harina y después por el huevo. Yo añado algo más de aceite para que no se pegue. Apartar.
Poner en la cazuela / sartén el
tomate frito casero, encima el bacalao y cubrir con el
refrito.
Añadir pimiento morrón cortado a tiras. Tapar y hacer
15 min a fuego lento (Posición 3 de 10 de la vitro). Acabar con un golpe de
horno - 10 minutos a 200º (con lo que es mejor usar una sartén / cazuela de las que se pueden pasar al horno). Mojar pan imprescindible.