El otro día fui a correos a recoger el sobre certificado en el que nuestras santas autoridades me mandaban los papeles para poder votar. Por supuesto, llegaban tarde, aunque al menos antes de el día de las elecciones (bueno, no me quejo que al final con el tema de que alargaron el plazo sí que pude votar - aunque no haya servido de mucho).
En cualquier caso, cuando salía de correos ya iba yo pensando que había ido hasta allí en balde cuando me tropecé con uno de los puestos de fruta y verdura de la Rotkreuzplatz, y de paso, con unas setas la mar de bonitas. Cuando le pregunté a la señora que qué eran, me dijo que eran una mezcla de setas ostra y setas piedra (Austernpilze / Steinpilze), éstas últimas son parientas cercanas de las boletus, y si no, al menos se le parecen mucho.
Al caso, que como teníamos presa ibérica cortesía de la mamá en casa, pues las compré para acompañar.
Mira qué bonitas que son:
Hoy leyendo Gastronomía&Cía me he enterado de que lo mismo no son tan exóticas, y de que el resto del mundo mundial hispanoparlante las conoce como setas de cardo. Cosas que aprende una a los 30. (Nota - después de una búsqueda en Google, no estoy nada convencida de que lo sean. Así que me quedo con mi nombre. Setas bonitas. Además, un cardo no es bonito. En mi clase a las feas las llamaban "cardo borriquero" o "cardo" para acortar)
Pero vamos, que se llamen como se llamen están de muerte. Te las cortas en rodajas gordas (+1cm), las pones a la plancha con aceitito de oliva güeno, a fuego fuertote, y las doras por los dos lados. De acompañamiento de unos filetitos de presa, o así de entrada, como te venga. Con unas lasquitas de parmesano por encima, como las ponían en G&C, tampoco tienen que estar mal. Nosotros nos limitamos a la flor de sal, porque somos unos sibaritas y queríamos apreciar el sabor en estado puro =)
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